miércoles, 23 de marzo de 2011

La libertad es una buena idea


  
80tas: Instrucción cívica





Apuntes útiles:

       Preguntas de examen:
-          ¿Qué importa? La seguridad.
-          ¿Cuál es el número que gira? El cero, porque es redondo.
-          ¿Quién es el número que gira? El desaparecido: ni muerto, ni vivo, no es = 0.
-          30.000 x 0= 0
-          ¿Dónde está? En Europa, evidentemente.
-          ¿Qué es la felicidad? El predicativo de un verbo que siempre se conjuga en pretérito perfecto.

       Dudas (consultar Manuel de historia):
-          Más vale tener complejos de voz que de escritura
-          La inconsciencia es el único estado que otorga tranquilidad
-          ¿Hoy no desaparece gente porque ya nadie juega a la escondida?



90tas: Bersuit Vergarabat





Nunca más (volverán a escribir las estrofas más tristes del rock nacional*)**:


Y el nylon abrió
Sus alas por mí
Y ahora ves sólo viento.
Y el nylon abrió
Sus alas en mí.

Tu cara se borra,
Se tiñe de gris,
Serás una piedra sola.
Te desprendes de mí,
Yo me quedo en vos.

Ya mis ojos son barro
En la inundación,
Que crece, decrece,
Aparece
Y se va.

Ya mis ojos son barro,
Barro.


* Ni  tristes, ni estrofas (sólo estribillos), ni rock. Lo nacional, no sé, queda a su criterio: La argentinidad al palo.
** Nace otra encuesta.

Paradoja: serás la piedra sola: del cráneo limpito de ideas, sola sin cuervo, sin pellejo, sin vida ; no serás la piedra sola: que se llama RIP, porque tal vez  te tocó compartir la fosa (y  un campo de tierra negra: debajo de eso un montón de piedras solas; arriba, ninguna), a lo mejor  te tocó el agua. Ser y no ser, siempre la misma cuestión.

Curiosidad: Bersuit parece recoger el  guante de Sui Generis (dictadura y menemismo mediantes). En el plan de rasguñar piedras y de excavar, de revolver  tierra, cuerpos y tiempo. De llorar. Sobre todo se acerca a aquellos versos vivos y censurados de Instituciones: “pero es que ya me harté/ de esta libertad/ yo no quiero más padres/ que acaricien mi espalda/ soy un hombre que quiere andar/ sin pedir permiso para ir a llorar” (¿quién puede pensar que son versos más censurables que “cuando el Sol me viene a buscar/ a llevar mis huesos al justo lugar”?). El hartazgo terminó en Libertinaje y, sin preocuparse por la vigilancia paterna, el chico hace a su antojo: se llena de barro hasta las orejas.

2000les: Fútbol





Beto mata por gusto, Beto no mata por susto


Palabra: un plan de reorganización que se jacte de tal no puede olvidarse de acomodar cada detalle. Una palabra es un detalle y la dictadura es orden, es sintaxis: la palabra madre sale de la cocina, la palabra fútbol queda en offside. La dictadura no es semántica, no tiene nada que ver con el sentido. Sin embargo, el sentido también cambia.


               Madre: madre es madre y más, tal vez porque tiene varios hijos. Y si se piensa en plural se potencia. Madres: reclamo, persistencia y un dolor que minimiza el parto, coraje, un pañuelo blanco lejos de rendirse, madre, madre, madre…
Negrita y subrayado: como dice una blonda conductora de la tv suiza: no estás cambiando una palabra, estás cambiando toodaaas: cuando madre no es madre, un hijo necesita confirmar que es natural (y ya no se trata de que Domínguez no sea hijo de Domingo, aunque se pone de manifiesto) y una abuela deja de ser la mujer que tiene un nieto para pasar a ser aquella que lo busca. Madre, madre, madre…

             Fútbol: la tradición de deporte cívico-militar existía, pero no por estos pagos. Pienso en el mundial del `34 y en el estímulo del Duce para su azulina squadra:

Mussolini- Muchachos, vengo a avisarles que hay premio si salen campeones…
Fulbolista- Uh, que buena noticia, jefe –frotándose las manos-.
Brad Pitt- Bongiorno.
F- Pero diga cuál. Déle, no sea así, diga cuál…
M- Los dejo vivir…

En Ecuador, que la pelota no doble nunca impidió que se jugara balompié, ni que las fuerzas armadas tuviesen su equipo (el sugestivo club El Nacional).

Pero hubo que esperar hasta finales de los setenta para que un diccionario rioplatense entienda que fútbol y cortina de humo se aceptan como expresiones intercambiables.  




Anexos:


Epígrafe rezagado: “No sé qué es lo que quieres, pero el miedo ya no tiene para dar nada más” - Manuel Moretti, Paul Klee, inédito…

GPS de Víctor Uribe: Recalculando: Madre es Madres/ Padre es Papá/ hijo es HIJOS…


Espacio publicitario: Auspició y tituló este segmento musical, Heladerías del tiempo, de Frankie Langdon y asociados… 

miércoles, 16 de marzo de 2011

Y yo me creía un monstruo


Tengo un problema con el calendario. No me voy a asustar por no saber exactamente en qué día estoy, varias veces escribí mal la fecha. Y no el día, el año. Por eso cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo apenas atiné a reírme y considerarme un estúpido. Lo que estaba haciendo: proyectaba un post en alusión al 24 de marzo, pero creyendo que era el jueves de esta semana. Probablemente por eso tuviera una sensibilidad especial para percibir expresiones gorilas. En realidad eran expresiones estegosaurias, kilométricas y con escamas, que se veían a dos cuadras de distancia.
Aclaración: en estos últimos meses, escribir cualquier cosa implica para mí explotar los ratos muertos en el laburo, minimizar el programa de adición y maximizar el Word.
Maximizo entonces. Es en estas circunstancias que puede pasar lo que pasó, mientras vos mantenés la vista fija en el monitor, aparece un extraño y se le acerca a otro tipo del montón, siempre proclamando a viva voz: “¡¿cuándo va a aparecer un caudillo que ponga orden de nuevo?!”. Cualquier similitud con una canción de Charly García, es pura coincidencia.  Siento miedo, de verdad me dan escalofríos, doy vuelta la cabeza pero no me animo a mirarlo a los ojos. Sí, tal vez sea un tanto exagerado, pero también puede ser que, en esas palabras, intuya todas las otras que están por venir. 
Hago de cuenta que no escuché nada y sigo con mi desfasado propósito, aunque con más esmero. Unos días antes había intentado empezar otro post (hasta tenía la primera oración a punto: Entre un recital de Santiago Motorizado y el gordo Gastón Leandro cantando Amor pirata no puede haber sólo una semana de distancia, fue lo que supe de inmediato y necesité corroborarlo por mensaje de texto.), pero no había logrado terminar el primer párrafo, como me habían quedado a medio hacer un par de cuentos. No quería que me pasara eso esta vez, me pareció que merecía un mínimo de respeto, por eso le ponía ganas. Lo estaba haciendo bien, como para llegar hasta el final.
Por primera vez en mi vida iba a tener algo listo con una semana de anticipación (sin saberlo, claro, esa es la clave de la responsabilidad) y, como si eso fuera poco, llegaban nuevos clientes para darme ánimos con cánticos del tipo: “esto es un desastre, sí, ni me lo digas, yo ya lo viví con Perón”. Insisto, era otra gente eh, no el mismo tipo asqueroso del principio.
Cuando consigo desconectar la cabeza, entiendo que el síndrome de King Kong es como la gripe A y que nadie tenía un maldito barbijo: la mesa de junto respondía amistosamente, con la misma indignación de perfume transatlántico.
No puedo evitar el recuerdo de Insmouth, de Imboca, revestimientos y muebles, puertas de madera, engendros gregarios que apestan en verdes. Los ojos que no pestañean, las bocas de pescado y ese olor tan característico. Hablo de impresiones nada más, nunca creí posible una escena sobrenatural en un local ubicado en pleno centro -por esos lugares, más que en cualquier otra parte, rige la razón-, pero cuando los cuatro viejos (los dos de bigotes más prominentes y mejor recortados parecen hombres, las dos restantes, acaso, sus ¿señoras?) se paran y rodean la mesa contigua, en algún lugar del planeta, Darío Argento se siente plagiado: imposible mejorar la foto del aquelarre.
A ver si llego al punto. Planteado así parecería lo que escribo tan prejuicioso como lo que escucho y la diferencia radicaría simplemente en pararse de un lado o del otro. No es tan fácil. ¿Querés criticar al gobierno de turno, te sobran motivos? Hacelo, dale, fenómeno, de eso se trata. Pero defender el fraude electoral, restringir el derecho al voto, sentarte en la cabeza de un pobre infeliz porque está más calentita que el piso y vos estás cansado…
Esa parte no la conté: “nosotros hacíamos votar a los muertos” comenta juguetón uno de los tipos no sentados (y se desprende un plan infalible: si hay que jugar con sus reglas, si los difuntos no pueden elegir quien los represente, será cuestión de matarlos entonces). “Ahora votan por un pancho y una coca”, consiente otro desde abajo mientras mastica su bife de lomo al champignon. Sí, habla con la boca llena, y al darse cuenta de lo feo que queda junta los labios y completa la frase con los ojos: no podemos dejar votar a la gente con hambre.
No me juzgue, inexistente lector, no ando husmeando en conversaciones ajenas, es sencillamente inevitable no escucharlos, hablan con voz fuerte y clara y el lugar se encuentra prácticamente vacío. Eso me llama aún más la atención, la concentración. Entre un millón de personas no resultaría tan raro, de hecho sería probable, encontrar diez ejemplares primates de tan excelsa calidad, pero entre veinte parece demasiada (mala) suerte.
Improviso una explicación, ya dije que por esas cuadras impera la racionalidad. No puede entenderse como resultado de sus hábitos de clase, de manejarse siempre en círculos reducidos. No Bourdieau, te digo que no. Quizás hoy se celebre la festividad de Santa Cecilia Pando y todos ellos hayan tenido asueto en sus respectivos trabajos. Eso parece viable, si los judíos tienen Hanukkah y los católicos Pascua, si existe el día de la madre y el del padre, por qué no pueden tener ellos un feriado de la memoria completa cuando el 24 no trabajan los montoneros. Seguramente sea así, el hecho del feriado puente del 25 no hace más que remarcar la voluntad de los dos sectores por compartir algo, por sostener lo que queda de protocolo.
De haber esperado un poco, me habría ahorrado los esfuerzos de pensar y de escribir un párrafo falso: El grupo de gerontes saluda para retirarse y dice “un gusto”, los del trío sentado, muy educados ellos, preguntan hasta cuándo se quedan, todos evidencian estar de vacaciones. Pero qué mal estamos, retoman el rezongo de la inflación ahora. Y del clima, antes no teníamos días de lluvia. Esperemos que nos toquen días lindos -todavía no pude sacar el bronceador del bolso- aunque si siguen votando como en Catamarca, lo dudo. La vieja menos vieja de todas, pero la más chota sin dudas, tranquiliza al resto: bueno…. pero es Catamarca…
Desde una mesa ubicada en la otra punta, el primer hijo de puta, el que reclamaba el caudillo urgente, alza derechamente la mano derecha: ya vamos a volver: frunce menos las cejas que las nalgas. Y otra vez, todos, al unísono: “un gusto (a mierda en la boca)”.

Evidentemente mis desencuentros con el almanaque son mucho más serios de lo que pensaba. Sospecho que no falta una semana para el 24 de marzo, sospecho que todavía no nací, sospecho que faltan todavía cuarenta años.

jueves, 10 de marzo de 2011

Biografías

MATEO

Mateo era ciego desde antes de abrir sus ojos, desde la panza tibia. Siempre había sentido la necesidad de ser importante, en realidad mucho más que eso: le urgía sentirse la persona más importante en la vida de alguien (aunque fuera en la suya).  Saberlo, vivirlo, la única solución para la soledad cabía en ese gesto egoísta, en esa sensación sin nombre, típica de cualquiera que vive solo.
Mateo un día le pateó un penal a Goycoechea en un balneario (con su pelota de sonajeros).
Mateo un día escribió un poema braile y cursi.
Mateo un día tuvo su primera certeza: “las lasagnas de mi abuela son la gloria”.
Mateo un día se sacó una foto con una chica preciosa, y la colgó con una chinche en la cabecera de su cama, para recordarla todas las noches.
Mateo un día descubrió la comodidad de una cama de hospital (aunque sin fotos), la calidez de una sangre con leucemia.
Mateo un día pensó en matarse, pero escuchó una canción que le impidió seguir pensando.
Mateo un día no pudo llorar.
Mateó un día encontró una voz y unas palabras.
Mateo un día oyó dos verdades: “Pelé debutó con un pibe”; “Hola, yo soy Cora”.
Mateo un día probó el caldo de gallinas más sabroso del mundo y un pan sin sal riquísimo, y relativizó la gloria de aquellas lasagnas borrosas.
Mateo un día conoció un cuento de Cortázar, y un chico Pablo y una enfermera de mentiras.
Mateo un día desinfló un suspiro.
Mateo un día cerró los ojos, con una sonrisa blanca, y ese día (y el día anterior, y el otro) una mano le acariciaba la frente fría y entendía que, después de todo, no había sido tan tarde.

Joaquín

Se sentó en el frío,
para respirar,
y tocó  el suelo con las manos.
Eso es la vida asegura Joaquín,
volver del jardín,
Tomar la leche y jugar con el perro color té.
Mirar dibujitos.
Escribirse, de a poco y para siempre.
(autobiografía :)
- Mamá, cuando sea grande quiero ser
Astronauta
O detective.

Francisco

Que trabaja en un local que tiene
Una ventana
que mira a la peatonal,
Francisco.
Francisco, entonces,
No trabaja;
Francisco mira.
Le pagan mucha o poca
Plata
Por ver el mundo desde esa ventana.
Mundo es el sustantivo colectivo de ventana.

Que Francisco no mira;
Que Francisco
cobra por
Ser
Esa ventana:              y todo lo que pasa después del vidrio:
 ventana y rubia
ahora,
ventana y policía al
rato.
(puede ser que, muy rápido,
Más
rápido
todavía,
Los demás también sean Francisco,
Pero
gratuitamente)

Camina o canta,
Francisco

 vive, la vida de otros.
Francisco 

Muere

Su vida esmerilada.















jueves, 3 de marzo de 2011

Palo 4




¿Por qué alguien escribe una canción, le pone el título de “Nosferatu” y se la dedica a Klaus Kinski y no a Max Schreck? Esa es la primera pregunta que a uno le surge cuando lee la lista de temas del disco Único (un disco con pasto por todas partes, pero no sintético, y que no se caracteriza justamente por su techo).  Las posibilidades de tal reacción crecen si uno se llama yo y remonta la acción a una tarde de un domingo 19 de julio de un 2009. Entonces, lo recomendable sería escuchar de qué se trata para satisfacer la curiosidad. De algo sirve, aunque la pregunta queda por ahí, en algún bolsillo del pantalón. La respuesta, en realidad, es evidente, pero uno necesita soluciones explícitas.
Proceder para casos similares: tener paciencia, esperar hasta un recital (de NuestrocrimeN, en este caso) y preguntarle al autor. Se recomienda no tener dudas sobre letras de, por ejemplo, Homero Manzi.
Otra cosa importante: vestir el mismo pantalón del día en que se guardó la pregunta en el bolsillo (si puede no sacárselo, para evitar meterlo al lavarropas en un descuido, mejor) y anotar la consulta con letra grande y clara, preferentemente imprenta mayúscula o en computadora.
Suponga que finalmente sucede todo esto y que el Gerardo Attardi de turno le contesta: vi la película y sentí la necesidad de hacer la canción, era la primera vez que lo veía a Kinski, pero me generó tantas cosas verlo, me transmitió tanto…(o algo parecido). A usted no le quedará otra alternativa que la de retrucar: cuando te veía cantar arriba del escenario pensaba que tenías mucho de Kinski. El cantante sonreirá y agradecerá el ¿cumplido? Pero usted, cuando pase el efecto del alcohol, con la certeza de haber quedado como un imbécil,se quedará pensando: ¿qué mierda quise decir con eso? Tal vez quiso decir que cuando lo escuchó sintió la necesidad de hacer una película.
Es muy probable, suele generar cosas parecidas, por lo que, si rodar una película está fuera de su alcance, intente con un post:





La batería marca el ritmo de una bomba de tiempo la mayor parte del tema (Toto tocando el bajo en vivo, siempre a punto de saltar, pero sin despegarse jamás del piso, también): tic-tac-tic-tac…  pero no explota. Melancolía poderosa es una de las autodefiniciones de la banda, ante la incertidumbre multigenérica. No creo que sea melancolía la palabra, anda más por los pagos solidarios de la nostalgia: la diferencia fundamental de sentir las cosas con una sonrisa en la cara. Solidaridad en el sentido de compadecerse, de tutearse de solo a solo. Desde el nombre de la banda empieza la complicidad, hasta casi todas las letras que le hablan a una segunda persona. Y si el corazón del paliducho chupasangres suena solo como un violín, no es el único: querrás enderezar mi soledad, dice el primer tema. De eso se trata: para que ya no estemos solos, el apellido de la banda.
No estoy hablando de música, no entiendo nada de música: no soy guitarrista, ni siquiera toco la guitarra. Tal vez esté hablando sobre música, y en casos como éste es que agradezco no hablar en latín. Insistiendo sobre el lado menos técnico del arte, el rasgo genérico, el sustento: lo emotivo.  Exactamente aquello que hace casi incomparable al loco Klaus: ¿por qué no Shreck? Por esto, nene.
Si la batería explotara tal vez volaran en mil partes las palabras, las canciones; no es la intención, justamente la respuesta a la soledad existencial (una de las dos cosas que, según Laura Citarella, el tiempo no puede curar) NuestrocrimeN la plantea ahí: quiero darte un regalo, que cambie entera tu suerte, y se me ocurre prestarte un poco de canción para siempre. Cambiá mi suerte, cambiá mi muerte, sigue la canción. Por áhi, cantaba Garay: si no se puede cambiar el final (el otro ítem inmune al tiempo de Laura), banquémonos en el camino, acompañémonos, divirtámonos (porque no todo es tan serio, maquillate, dale, te paso a buscar, caguémonos de risa un rato), pasémosla lindo. Siempre así, en primera plural.  
Se agradece el préstamo, de verdad, pero sepa que tal vez no lo devuelva nunca.